domingo, 22 de marzo de 2009

SAN SEBASTIAN 1962. OBJETIVO: MATAR A FRANCO

Extractos del libro “Los atentados contra Franco” de Elíseo Bayo

El Caudillo solía repartir sus vacaciones de verano entre Galicia y San Sebastián. Con la recepción en La Granja para celebrar el aniversario del Alzamiento, el 18 de julio solía significar el fin de la actividad política y el inicio de las vacaciones. Los ministros se dispersaban según sus preferencias en las costas o en la montaña y sólo acudían a un Consejo que se celebraba en La Coruña y, un mes después, en San Sebastián. Cada año se repetía invariablemente el mismo itinerario, pero los periódicos no daban noticia de los desplazamientos del Jefe del Estado. Sólo comunicaban que el Caudillo se hallaba ya en su destino.
Al principio del verano en una reunión de todos los miembros que integraban el “Submarino” - así era conocida familiarmente la sección D - I - se discutieron todos los pasos de una operación que pretendía “ejecutar” al Caudillo en el momento de entrar en su residencia de Ayete, en San Sebastián. Con antelación suficiente era posible minar la carretera exterior del palacio y hacer estallar las cargas en el momento en que el coche de su Excelencia entrara en la zona.
Sólo había un problema: conocer con exactitud el día y la hora de la llegada de la comitiva. La presencia de Franco en San Sebastián tenía carácter privado y no estaba prevista ninguna recepción oficial. La caravana se dirigía directamente al Palacio y al día siguiente acudían las autoridades locales y provinciales a agasajar al Caudillo.
Cipriano Mera y un dirigente libertario de procedencia vasca informaron al D - I que las conversaciones con ETA habían llegado a un punto positivo. Ambas organizaciones se repartirían la misión en los siguiente términos: ETA transportaría el material explosivo - veinticinco kilos de “plástico” - y las armas cortas del comando desde Bayona a San Sebastián por mar. ETA ayudaría al comando del D - I a moverse por el País Vasco y a protegerle en la retirada. Sin embargo, ETA no estaría al corriente de la magnitud del atentado, cuya ejecución se reservaba el D - I. Por ser historia demasiado reciente no ha sido posible divulgar los nombres de las personas que formaban parte del comando conjunto.
El enlace en Madrid para seguir los pasos del Caudillo era un militante de las juventudes libertarias que transmitía por radio mensajes cifrados. La cuenta atrás para la ejecución del atentado empezó al menos un mes y medio antes de la fecha en que se preveía la llegada de Franco a Ayete que solía ser hacia mediados de agosto.
La pequeña embarcación - una de las que por entonces pertenecía a la “flotilla ligera” de la que se servía ETA - se hizo a la mar en San Juan de Luz y amparada por el espeso tráfico pesquero del golfo de Vizcaya tocó tierra un atardecer en una playa cercana a San Sebastián. En aquella época, cuando aún no se había desencadenado la gran ofensiva etarra, la vigilancia no era excesiva y las patrullas costeras, aun sabedoras de que se realizaba un importante trasiego de contrabando, no podían prestar atención a todas las embarcaciones que pululaban en las aguas pesqueras. El comando etarra recogió las armas y el material explosivo. Debidamente empaquetado llegó también un aparato emisor de ondas fabricado por un técnico español de la CNT - hombre cuya vida supera cualquier leyenda - que había recibido el encargo de preparar varios aparatos. Entusiasmado por ese proyecto y por otros que más tarde se llevarían a cabo, Cipriano Mera había decidido contar con un “stock” importante de radioemisores. Por cierto que el técnico no los montó a partir de piezas existentes en el mercado y fácilmente controlables, sino que recurrió a los servicios de un compatriota que trabajaba en una base militar norteamericana. Ningún servicio de información francés detectó la fabricación de estos aparatos.
Mientras el enlace en Madrid se “sepultaba” para empezar a transmitir informaciones, el comando ETA entregó la carga explosiva a los enviados del D - I en San Sebastián. Debían actuar con celeridad pues era de suponer que se establecería un cordón de vigilancia en los alrededores de Ayete tan pronto como Franco saliera de Madrid para Galicia. El comando pudo moverse sin sobresaltos. Por razones de seguridad y para estar cerca de su objetivo rehuyeron las pensiones y los hoteles y se instalaron en un camping junto a la playa. Desde allí, amparándose en la oscuridad y paseando como si fueran dos parejas de novios, se internaron en el monte. Eligieron el tramo de la carretera que conduce a Ayete idóneo para el atentado: visible desde la posición en que se situaría el comando que haría estallar la carga mediante onda y suficientemente ancho para que el coche de su Excelencia se acercara a la zona minada siendo observado por los activistas. El comando procedió a excavar un pequeño túnel desde la cuneta. En pocas horas quedó terminada la operación, incluida la evacuación de la tierra. Depositaron en el interior veinticinco kilos de “plástico”, más que suficientes para cumplir el objetivo. El comando dejó “dormir” el explosivo sin colocar las pilas eléctricas que recibirían la onda para provocar la explosión. Todo dependía ya de la suerte. El atentado había sido reproducido en una base de entrenamiento en Francia y se conocía el comportamiento y la duración de las pilas. No podrían permanecer más de siete días enterradas, lo que añadía una dificultad seria al proyecto. Tendrían que ser colocadas no más de una semana antes de la llegada de la comitiva. La vigilancia se habría incrementado notablemente, pero el comando se consideraba capaz de burlarla para introducir las pilas y poner en marcha el mecanismo. Siete días. La responsabilidad de la acción recaía a partir de entonces en el enlace de Madrid que tendría que seguir a Franco en sus desplazamientos por el Norte de la Península.
El 17 de julio el pueblo de Madrid tributó un homenaje a Franco. Doscientas setenta y cinco mil personas le aclamaron con motivo de la entrega de siete mil quinientas viviendas construidas en el Gran San Blas. Durante el último decenio Madrid había crecido en un 36 por 100. Al día siguiente se celebró la tradicional recepción en La Granja, con motivo del XXVI aniversario del Alzamiento. Franco podía considerarse satisfecho de su buena estrella. La tormenta contra su Régimen había amainado. En el campo internacional - a pesar de que las democracias occidentales seguían mostrándose reticentes - había triunfado. Quedaban lejos los años de la nota tripartita. El Gobierno había abierto las puertas a las inversiones extranjeras y Madrid era la cita obligada de banqueros y de inversores que en los diez años siguientes llegarían a dominar las industrias clave del país. Franco llevaba veintiséis de Gobierno y contaba en esa fecha el mismo número de años que ministros había tenido: sesenta y siete. No tenía problemas con su salud y las fotografías de la época nos lo muestran asombrosamente joven. Quizás un poco demasiado gordo, pero ágil y lucido. Los rumores inventaban toda suerte de enfermedades mortales, nacidos de la impotencia y de la obstinación con que el Jefe del Estado seguía asentado en El Pardo. Poco antes había sufrido un accidente que levantó numerosas especulaciones. En una cacería su escopeta de caza se había reventado, produciéndole una lesión en la mano. También entonces se habló de atentado, perpetrado esta vez por personas que tenían acceso a la armería y al Pardo.
El martes, 24 de julio, la Prensa publica una noticia fechada el 23. Franco ha llegado a La Coruña a las ocho de la noche. Ese mismo día, un veterano faísta, Pedro Sánchez Martínez, cuya mutilación y avanzada edad no le impiden desafiar a las patrullas de la Guardia Civil, sabotea mediante tres cargas de explosivos otros tantos postes eléctricos interrumpiendo la corriente entre las ciudades industriales de Manresa y Sabadell. Le acompaña Ramón Vila Capdevila, Caraquemada. Pedro Sánchez será detenido el ocho de agosto, en un encuentro con la Guardia Civil en el Pirineo, trasladado a Barcelona y condenado a treinta años de cárcel.
Como es habitual los periódicos no han anunciado previamente el viaje de Su Excelencia y los españoles se enteran de que su Caudillo ha emprendido las vacaciones sin que se sepa si ha llegado a Galicia por carretera, en tren o en avión. El viernes 27, Franco recibe al periodista Benjamín Wells, del New York Times, acompañado de Adolfo Martín Gamero, director general de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores. Franco no concede ninguna importancia a la agitación social que conmueve a España. Invariablemente, repite que las huelgas han sido fomentadas por el comunismo internacional y que los obreros han sido engañados por agentes a sueldo de Moscú. Entre esos “agentes” figuran hijos de leales servidores del Caudillo, ministros y Almirantes (Lacalle y Sartorius). El veinte por ciento de los presos políticos que se almacenan en Carabanchel han sido seminaristas y la mayoría de los otros procede de familias de la derecha tradicional.
Nadie hace vacaciones en el verano de 1962. Once presos, que cumplían condena en el célebre Penal de San Miguel de los Reyes por atracos a manos armada y sabotajes, culminan un ímprobo trabajo de meses. Han construido una galería subterránea que atraviesa el penal y a la que han llevado corriente eléctrica. El 31 de julio logran evadirse. La Guardia Civil se moviliza en la zona levantina y llegan refuerzos de Zaragoza. La invasión de turistas se encuentra con fuertes controles en las carreteras.
Coincidencia o no, cada atentado proyectado contra el Jefe del Estado y después contra el Presidente del Gobierno, concordará con la llegada de una importante personalidad política norteamericana. Kissienger se marchó de Madrid horas antes de que Carrero Blanco saltara por los aires a un tiro de piedra de la Embajada norteamericana. El 5 de agosto de 1962, cuando el comando de Ayete duerme esperando el día cero, llega a España en visita relámpago el embajador USA en la ONU. Adlai Stevenson aterriza en Madrid, se entrevista largamente en San Sebastián con el ministro Castiella y se reúne, en Madrid, con el Capitán General Muñoz Grandes. Existe “un completo acuerdo entre ellos” dice la nota oficial. El día siete de agosto Franco preside un Consejo de Ministros en La Coruña. El ocho presencia una corrida de toros.
El enlace, que se hospeda en una pensión de La Coruña, se impacienta. Trata de conseguir inútilmente una pista sobre los proyectos del Caudillo. Indaga discretamente en las redacciones de los periódicos y recorre el camino de El Pazo de Meirás. La escolta del Caudillo sigue ocupando los alrededores y no hay indicios de que se vaya a levantar la vigilancia en los próximos días. Más inquietos que él, los miembros del comando pasan las horas muerta entre el camping y los alrededores de Ayete. Llovizna en San Sebastián, pero el agua no altera el pavimento removido,. No hay peligro para el material explosivo. Las pilas eléctricas y el radiotransmisor están protegidos por lona militar procedente de una base norteamericana.
Tampoco este verano de 1962 hacen vacaciones los organismos internacionales que canalizan las inversiones hacia España. El nueve de agosto se hace público el informe del Banco Mundial sobre la economía española redactado por un equipo de expertos que recorrieron meses antes la Península. En el Informe, que augura importantes ayudas al Régimen del general Franco, se vierten algunas recomendaciones: aumento de la competencia bancaria, mayor liberación de las importaciones y reducción del arancel de 1960, mejorar el sistema de transportes y emprender una reforma de las carreteras. El diez de agosto Franco se reúne con sus ministros en El Pazo de Meirás. El once, el enlace tiene una buena noticia que ofrecer. El alcalde de la ciudad preside un homenaje de La Coruña al Caudillo. Todo indica que el general Franco se dispone a dar por terminada su estancia en Galicia. El día doce visita Santiago de Compostela.
Ese mismo día el D- I, cuyo objetivo más importante es el atentado de Ayete, despliega fuerzas para realizar una nueva acción espectacular. Una bomba hace explosión en la Basílica de El Valle de los Caídos, el mausoleo de los muertos de la guerra civil. El artefacto estalló detrás del altar, al terminar la misa de la mañana. El D - I reivindica el atentado y se permite redactar esta octavilla: “Franco: ni en tu tumba te dejaremos descansar”.
Pero el día 12 se pierde la pista del Caudillo. El enlace recoge informaciones y las sopesa minuciosamente. Tiene que decidir algo trascendental y lo hace. Cree que Franco ha emprendido viaje por carretera a San Sebastián. El comando en Ayete recibe la noticia y sin esperar una verificación completa desempaqueta las pilas, abre el pavimento y las conecta al mecanismo que recibirá la onda explosiva. La decisión ha sido tomada. Rápida y eficazmente es cerrado el túnel y el comando se aleja del lugar. Los miembros del comando tendrán que permanecer vivaqueando en las cercanías, ocultos en la vegetación y escudriñando con los prismáticos los movimientos de la guardia - que ya ha aparecido - y la llegada de la caravana.
Desde el día 12 desaparecen las noticias sobre el Jefe del Estado. Se sabe que su esposa, doña Carmen Polo, llega el quince a Oviedo y el dieciséis se dirigía a sus posesiones de La Llanera.
El diecisiete el comando se sobresalta. Doña Carmen llega a San Sebastián. Los jóvenes libertarios la ven llegar a Ayete, pero observan que en la comitiva no figura el coche del Jefe del Estado. Con los nervios tensos mantienen dormido el aparato transmisor. Han estado a punto de enviar la onda. En pocos segundos han tenido que decidir no hacerlo.
A las 7’45 de la tarde del veinte de agosto fondeaba en aguas de la bahía de La Concha el Azor, yate privado de Su Excelencia el Jefe del Estado, en el que viajaba el general Franco acompañado de sus ministros del Ejército y de la Marina. Contrariamente a lo que había sido habitual en años anteriores, esta vez se había preparado un aparatoso recibimiento con gran protocolo oficial. La población de la ciudad donostiarra había sido invitada a saludar al Jefe del Estado y las calles aparecieron engalanadas. En el muelle de atraque esperaban al Caudillo, con las autoridades locales y provinciales, el vicepresidente del Gobierno, Capitán General Agustín Muñoz Grandes, el ministro de Jornada Castiella y los directores generales de seguridad y de la Guardia Civil.
Para romper más la tradición, las maniobras de atraque del Azor se prolongaron más de lo habitual y Franco fue saludado largamente por sus servidores. A continuación, el Jefe del Estado subió ostensiblemente a un coche descubierto - en años anteriores, sin recibimiento oficial, había utilizado un automóvil cerrado - y la caravana recorrió despacio las calles de la ciudad para dirigirse a la residencia de Ayete.
¿Qué había ocurrido? Desde la llegada de doña Carmen, el diecisiete de agosto, la ansiedad y el desconcierto se habían apoderado del comando del D - I. Dos días después, el 19, con un incremento inquietante de las patrullas de vigilancia, el grupo se dejó ganar por la inseguridad. Habían interrumpido la conexión con el “Submarino” y el enlace se hallaba tan desconcertado como ellos. El Caudillo había dejado que su esposa siguiera sola a San Sebastián y el grupo ignoraba que se hubiera embarcado en el Azor. Y aun si lo supo, desconocía, cuando decidiría llegar a San Sebastián. La madrugada del diecinueve sorprendió al comando enzarzado en una discusión que había nacido un día antes. El grupo se había dividido en dos posturas. Una aconsejaba dejar “dormir” la mina. Las pilas eléctricas se desactivarían al caer ese día o, a lo sumo, el siguiente y puesto que no habían sido descubiertos lo prudente era mantener enterrado el explosivo a la espera de una ocasión más propicia. La otra postura insistía en la necesidad de explosionar la carga. Dejar “dormir” el proyecto durante más tiempo cuando el grupo tenía otros en cartera significaba aventurarse demasiado. No habiendo podido cumplir el objetivo era conveniente librarse de la carga que suponía, además un peligro para la población civil. La explosión, de todas formas, serviría a efectos propagandísticos y podría ser tenida como la culminación de un valioso proyecto de entrenamiento. Para resarcirse del fracaso el grupo emprendería de nuevo otro proyecto. Esta vez se trataría de matar a Franco en el centro de Madrid. Dos de los jóvenes harían un viaje sin retorno.
El veintiuno de agosto la Prensa española publicaba una noticia sepultada en un rincón de los diarios, según la cual había hecho explosión, el día 20, un artefacto en un descampado de la cuesta de Aldapeta, en la carretera de San Sebastián a Hernani, entre los caseríos de Arquiza y Borda. La explosión, minimizada por la nota y fijada con un día de retraso, “sólo había producido la rotura de cristales en un noviciado de monjas cercano al lugar”. La nota no dijo que hubo gran alarma en San Sebastián y que numerosos turistas suspendieron sus vacaciones, con gran atasco en la frontera de Hendaya. La prensa francesa dio cuenta de un “fallido atentado contra el Jefe del Estado Español”.
Ese mismo día fueron detenidos los presos que se habían fugado del penal de San Miguel de los Reyes.
CRISOL. Un periódico de la CNT

Los periódicos, revistas, boletines y publicaciones de los sindicatos de la CNT, de grupos anarquistas, de organizaciones libertarias han sido a lo largo de los años muy numerosos. En Guipúzcoa, por el contrario han sido más bien escasos. Uno de ellos fue “Crisol”. Para un mejor conocimiento os presentamos dos textos: el primero de Miguel Iñiguez, el segundo de Francisco Madrid.

Primer texto recogido de “La prensa anarquista” (3 opúsculos), de Miguel Iñiguez, publicado por Ediciones Albor de Vitoria.

“Crisol”. Portavoz de la Federación Comarcal de Sindicatos Únicos de Guipúzcoa. Subtitulado: Semanario Anarquista. San Sebastián, 1935 – 1936, 6 números, a imprenta, 4 páginas, formato 27 x 39, a 3 y 5 columnas, sin ilustraciones. El nº 1 es de 21 de diciembre de 1935, manteniendo firmemente su periodicidad semanal: el 2 es de 28 de diciembre, el 3 es de 4 de enero, del 4 no existen ejemplares pero sería del 11 de enero, el 5 es de 18 de enero, y el 6 es de 25 de enero. Dejó de publicarse por problemas técnicos antes de la salida del nº extraordinario anunciado. F. Madrid cree que no reapareció, mientras que Chiapuso asegura que cesó al comienzo de la guerra en beneficio de “Frente Popular” (17 de agosto) y volvió a salir al poco de la mano de Juan Frax y María Sanromán. Ruiz de Gauna dice que se mantuvo hasta el 13 de septiembre de 1936. F. Madrid, citando a “Campo Libre” de 28 de diciembre de 1935 asegura que su administrador era Damián Cuberos y al frente de la redacción estaba Patricio Ruiz, Chiapuso dice que fue fundado por él mismo y otros y que al reaparecer mantuvo una línea faísta definida por Frax y Sanromán contraria al politicismo y que eso redujo su audiencia.
Redacción y administración en la calle Pedro Egaña 3, 4º, cambiada al siguiente número por la sede de CNT, Larramendi 11 bajo, que mantuvo la redacción mientras la administración pasó a la calle 31 de agosto 7, 2º derecha. Modificaciones en la cabecera desde el nº 2. Incluye numerosos textos anónimos, otros firmados por JJLL o comisiones de prensa, bastantes con seudónimo (Oria, Vida, Fisgador, El de la tralla, Meter), algunos firmados que parecen haber sido tomados de otras publicaciones (Eugen Relgis, Barbedette, Lacaze) y unos cuántos firmados, se supone que escritos para “Crisol”: Melchor Rodríguez, Magino Fernández, Miguel Altuna, P. Aguado, F. Martín, L. Moncayo, V. M. Villa, Eduardo a. Puertas, José Villaverde, Isaac Puente (“Prestigiar a la CNT”, nº 6). Destacan varios de Vida sobre cultura, la religión y la anarquía, varios también de Juan Frax, el más asiduo, sobre revolución, libertad de amar, contra la necesidad del estado y en pro de la anarquía. Numerosos textos sobre el mundo sindical – laboral guipuzcoano: comarcas de Deba, Lasarte, Oria, Beasain, Eibar, San Sebastián, gremios de la madera, metal, construcción, algunas escasas referencias a la marcha orgánica de la CNT provincial, y algunas informaciones sobre Navarra y Álava; otros sobre la federación anarquista universal, la vergüenza de los desahucios, el problema sexual, el amor al dinero, los presidios de España (Alcalá, Pamplona), la ley de vagos y maleantes. Defiende la reunificación con el treintismo, y se muestra escéptico hacia la Alianza Obrera por ver un fondo electoralista en los socialistas. La línea del periódico queda nítidamente expuesta en dos artículos, firmados por la Redacción: “Al salir a la luz”, nº 1, donde tras saludar, justifica su salida porque todos han fracasado: “Sólo existe una fuerza que no ha hecho aún prueba de su potencia organizadora: la anarquista. La única experiencia que queda por implantarse es la Anarquía. Y por ella lucharemos y hacia ella nos dirigimos”. En el nº 2 bajo el título “Nuestro apoliticismo y nuestra posición frente a la unidad revolucionaria, escribe “por encima de la alianza, problema puramente circunstancial, nosotros somos esencialmente apolíticos y, ante todo, anarquistas”.
Bibliografía utilizada en este primer texto
· Un siglo de anarcosindicalismo en Euskadi. Bilbao, 1990. Diputación Foral de Vizcaya.
· Anarcosindicalismo y revolución en España (1930 – 1937). Stephen John Brademas. Barcelona, 1974, Ariel.
· Los anarquistas y la guerra en Euskadi. La Comuna de San Sebastián. Manuel Chiapuso. San Sebastián, 1977, Txertoa.
· Cuadernos para una enciclopedia histórica del anarquismo español. Miguel Iñiguez. Vitoria 1983 – 1991. 50 números.
· La prensa anarquista y anarcosindicalista en España desde la I Internacional hasta el fin de la guerra civil. Tesis doctoral de Francisco Madrid.
· Catalogo de publicaciones periódicas vascas de los siglos XIX y XX. Tesis doctoral de Adolfo Ruiz de Gauna. Universidad Leioa.

Segundo texto recogido de “La prensa anarquista y anarcosindicalista en España desde la I Internacional hasta el final de la Guerra Civil” de Francisco Madrid. Tesis recogida de Cedall

CRISOL
Sub.: Portavoz de la Federación Comarcal de Sindicatos Únicos de Guipúzcoa.
Semanario anarquista.
Loc. San Sebastián (Guipúzcoa)
Dur.: A. I, n.1 (21 dic. 1935)/ A. II, n.6 (25 ene.1936)
Tuvieron que suspender para el montaje de la máquina de imp. Y aunque la
suspensión debía ser de 15 a 20 días, parece que ya no volvió a salir, vid..”La Protesta” (M), 7 (7 feb. 1936), 3. El n. 7 debía ser extraor. para dar a conocer las gestiones llevadas a cabo para la consecución de la Alianza Obrera, vid., “R. B.” (b), 367 (31 ene. 1936), 1305.
Fre.: Semanal
Adm.: Pedro Egaña, 3, 4º. A partir del n.2 (28 dic. 1935): Red.: Larramendi, 11, bajo (local CNT). Adm.: 31 de agosto, 7, 2º, dcha.
Imp.: Navarro y del Toro, S.S. A partir del n.2 (28 dic. 1935): Ed. Guipuzcoana, S. S.
Ten.: Anarquista
Pre.: Nº suelto, 15 cts. Suscrip., trimestre, 1,95.; semestre, 3, 90; año, 7,80
Pag.: 4
For.:
Col.: 5

Hem.: IISG, Nº: 1 – 3, 5 – 6
Obs.: A partir del n. 2 (28 dic. 1935), cambia el diseño de la cabecera

C.R.: En “¡Campo Libre!”, 21 (28 dic. 1935), 2, se da como responsable de adm. a Damián Cuberos y de red. a Patricio Ruiz.
Art.: “Al salir a la luz”, por la Redacción, n. 1 (21 dic. 1935), 1; “De Bilbao. Vigoricemos y actualicemos nuestra prensa”, por el servicio de prensa de las JJLL de Bilbao, n.1 (21 dic. 1935), 2

Ref.: “T. L.” (B), 2 (14 ene. 1936), 3

Notas nuestras

“T. L”: Tierra y Libertad
“R. B”: La Revista Blanca
“IISG”: Instituto de Investigación Social de Ámsterdam

domingo, 8 de marzo de 2009

PERIODICO CNT DEL NORTE

“CNT DEL NORTE”: DIARIO ANARQUISTA VASCO DURANTE LA GUERRA CIVIL.
Trabajo de Carmelo Garitaonaindia, publicado en la revista “MUGA”, Nº 24, hacia 1982
El 21 de noviembre de 1936 salía a la calle el primer número de “CNT del Norte”. En sus comienzos fue un periódico trisemanal, que se publicaba los martes, jueves y sábados. Sus seis primeros números, de escasa calidad, se tiraron en la imprenta de la Confederación. La redacción y la administración estaban en la calle Hurtado de Amezaga nº 6. Solicitaron una imprenta al Gobierno Provisional de Euskadi para la edición de “CNT del Norte”, pero no se la concedieron porque “no había ninguna disponible”, ya que todas las estaban utilizando los demás periódicos de reciente aparición. Se les dejó sin el menor amparo oficial “que quizás para otro hubiera sido prodigo” (1). Aprovechando la escasa tirada de “El Noticiero Bilbaíno”, unos quinientos ejemplares (2), contrataron la tirada de su periódico con los talleres de esta empresa que dirigía Alejandro Echevarría.
Informados los anarquistas vascos por el PSOE de la inmediata incautación de “El Noticiero Bilbaíno” prevista por el Gobierno Vasco, y su futura cesión al Partido Comunista de Euskadi, propusieron al señor Echevarría la compra de los talleres por el precio de un millón de pesetas. Dicha compra se formalizaba el 23 de febrero de 1937, si bien se incluyó una cláusula de nulidad en previsión de que la Delegación de hacienda dispusiera otra cosa. Esta cláusula de nulidad fue impuesta por la empresa de “El Noticiero Bilbaíno” que no quería un enfrentamiento directo con el Gobierno Vasco.
“CNT del Norte”, que se presentaba como el órgano de la Confederación Regional del Trabajo - AIT, se convirtió en diario a partir del nº 37 correspondiente al 16 de febrero de 1937, habiendo mejorado sensiblemente la calidad desde fechas anteriores. Mantuvo una línea crítica respecto al Gobierno Vasco; aunque sus criticas se mantuvieron en un tono moderado y correcto la mayoría de las veces. El diario anarquista censuró en primer lugar al Gobierno Vasco por la exclusión de la CNT del Ejecutivo Vasco. “¿Por qué en Euskadi no se admite, como en otras provincias y como en el Gobierno Central de Valencia, a la CNT?” se preguntaban los anarquistas vascos en un editorial del nº 25, correspondiente al 16 de enero de 1937. El día anterior habían escrito: “La Confederación Regional del Trabajo del Norte vuelve a exigir una intervención tan amplia como su potencialidad numérica y eficiente necesita”.
Otro tema de crítica fue la falta de ligazón de la lucha antifascista dirigida por el Gobierno Vasco con los objetivos de revolución social que ellos predicaban. Si bien este aspecto se trata en editoriales y artículos específicos, se recoge en otros muchos dedicados a la unidad sindical, a la política de unidad de mando, etc. (3). “El aplastamiento del fascismo lleva inherente la transformación total y absoluta del régimen de oprobio y estigma que hemos padecido y posibilita la instauración de uno más humano” (Editorial del nº 35).
La política de incautación del Gobierno Vasco - decían - ha sido “parcial y limitadísima, con lo que se ha pretendido dar la sensación de que las aspiraciones simuladas en el movimiento manumisor van haciéndose realidad, pero esto no basta” (Ed. nº 30). Compara esta política con la de colectivizaciones llevada a cabo en las regiones catalana, levantina y asturiana, para concluir que en Euskadi la lucha antifascista beneficia únicamente a “las grandes industrias, los comercios, el moloch del régimen capitalista, sigue con sus fauces abiertas, tragándose las energías del productor de retaguardia, que gime y protesta sordamente al comprobar que sus esfuerzos no benefician todavía al pueblo por quien nuestros hermanos luchan en el frente” (“Quienes se benefician con la lucha antifascista”, 28 - 1- 1937).
De trisemanario a diario
El periódico “CNT del Norte”, en su corta vida, del 21 de noviembre de 1936 al 16 de junio de 1937, tiró un total de ciento once números (4). Fue trisemanario hasta el 16 de febrero de 1937, fecha a partir de la cual se convierte en diario. En su primera época “CNT del Norte” constaba de seis páginas, pero a raíz de una orden del Consejero de Industria (18 - 12 - 1936) que obligaba a los periódicos que pasaban de seis hojas a que se realizasen con un máximo de cuatro, sin aumentar el formato, en función de la escasez de papel, se tiró con cuatro. Desde que se convierte en diario pasa a tirarse con seis hojas, con salvo dos números sueltos que se editaron en su paréntesis santanderino, que lo hará con cuatro, y tres números de su etapa posterior que lo hará con ocho. El precio, aumentara o disminuyera el número de páginas, se mantuvo en 15 céntimos. La suscripción anual para Bilbao costaba 36 pesetas, y 42 para otras poblaciones.
En su etapa de trisemanario la cabecera tenía los caracteres en cursiva en muchos adornos. Decía “CNT del Norte”, órgano de la Confederación Regional del Trabajo - AIT. En un recuadro de la izquierda se recogía la dirección de la Redacción y de la Administración, y el recuadro del lado derecho lo reservaba para consignas y propaganda anarquista, que variaba aproximadamente cada dos números. La cabecera se reproduce con un tipo de letra más pequeño en la última página, reservando los dos recuadros para eslóganes anarquistas: “Si hay amos, habrá esclavos; si hay propietarios, habrá miserables, y si hay ricos, habrá pobres. La revolución abolirá los amos, los ricos y los propietarios”. (12 y 13 enero de 1937). Cuando se hace diario cambia el tipo de letra de la cabecera; ahora es redondilla y sin adornos, aunque conserva el mismo texto. A partir de la última quincena de febrero se suprimen los recuadros de la primera y de la última página. El 23 de mayo de 1937, “CNT del Norte” aparece con otra cabecera, un modelo más pequeño y en cursiva, que se reproduce también en la última página.
La primera página del periódico anarquista estaba dedicada a la información de actualidad e incluía un editorial, que fue realizado siempre por Valle, según las orientaciones del Consejo Regional de la CNT, salvo en una ocasión que lo realizó Fuello. La segunda página se dedicaba a información nacional y la última a noticias internacionales. El resto de las páginas se dedicaba a información nacional y la última a noticias internacionales. El resto de las páginas se cubrían con información local, avisos, comunicados y partes de guerra. Una sección casi diaria fue “Latigazos”, firmada por “Tiberio Graco”. Entre las firmas más habituales estaban Ramón Aceba, Solano Palacios, Juan Expósito, Lukazaga (seudónimo de uno de los hermanos Lucarini), Castellanos, etc. Su director fue Manuel Chiapuso.
“CNT del Norte” y la censura
El Gabinete de Prensa del Gobierno Provisional Vasco, encargado de las labores de censura en Euskadi, otorgaba especial “preferencia” al periódico anarquista “CNT del Norte”, que se autoproclamaba como el “vocero genuino del proletariado vasco”. En un editorial que llevaba por título “Periódicos de empresa y periódicos de clase” (nº 46) se quejaban de que los censores mutilasen sus artículos, “que las más de las veces han tratado de orden doctrinario y cuando más, de orientación y prevención de la retaguardia”. Ciertamente, la censura gubernamental fue pertinaz con este periódico. Fueron mutilados total o parcialmente los editoriales de los números 17, 20, 22, 23, 31, 63, 65, 73, 81 e infinidad de artículos en todos ellos. Los veinte números comprendidos entre el nº 17 y el nº 36 sufrieron la censura de al menos un artículo, llegándose al extremo con el nº 25 que fue censurado en seis artículos.
Los denuestos del diario anarquista contra la censura del Gobierno Vasco fueron constantes. “Hay en esta nave - escribían - quienes llevan el timón y la manejan imponiendo sus decisiones y sin admitir injerencias de quien tiene perfectísimo derecho a hacer oír su voz y manifestar su criterio, hoy en abierta pugna con los que han trazado la “carta de derrota del viaje emprendido”. Reclaman su derecho a expresarse como una parte de la opinión pública, “como parte integrante de la población civil y en armas”, y su derecho a criticar, incluso la labor legislativa, en la cual han visto “muy poco de avance social y mucho de consagración de lo que hay que extirpar”. Aunque dicen realizar una crítica “benevolente”, que ha llegado “al máximum de tibieza por imperativos de la guerra”, la censura cae una y otra vez sobre ellos. Sus dificultades con la censura son tales que incluso apuntan la posibilidad de pasar a la clandestinidad como épocas anteriores: “Lamentaríamos, aunque no nos asusta por estar ya familiarizados, recurrir a la clandestinidad, pero sépanlo: de nuestras normas, no habrá quien nos separe ni un ápice” (“En la brecha”, 7 - 1- 1937).
Los editoriales de “CNT del Norte” en los que se arremete contra la censura son bastantes frecuentes. Citaremos algunos párrafos entresacados a título de ejemplo. “Nuevamente y con despiadada saña fue mutilado nuestro editorial del pasado número; las huellas indelebles del fementido lápiz rojo quedaron grabadas en los surcos de nuestra prosa henchida de honradez y sinceridad” (“Coces contra el aguijón”, 2 - 2 - 1937). “Hemos visto con dolor cómo nuestros artículos, escritos con la única intención de exponer nuestra opinión con relación a los problemas planteados, sugiriendo soluciones, que podrán ser o no acertadas, mordidas por el lápiz rojo” (“Por los fueros de la verdad y la justicia”, 26 - 2 - 1937).
La incautación de los talleres de “CNT del Norte” por el Gobierno Vasco
En marzo de 1937, el Departamento de Hacienda del Gobierno Vasco comunicaba a la CNT que los periódicos “La Gaceta del Norte”, “El Nervión” y “El Noticiero Bilbaíno” iban a ser suspendidos y en sus imprentas se editarían los periódicos que no tenían. En concreto, los talleres de “El Noticiero Bilbaíno”, donde se tiraba “CNT del Norte”, eran cedidos al Partido Comunista para la edición de “Euskadi Roja”. A “CNT del Norte” se le adjudicaban los talleres de “El Nervión”, anulando así la compra que habían hecho los anarquistas a Alejandro Echevarría. Esta incautación es la causa de que “CNT del Norte” dejara de editarse desde el 23 de marzo al 29 de abril de 1937, fecha en la que reanuda su edición tirándose en los talleres de “El Nervión”. La CNT interpretó este hecho como un intento del Gobierno Vasco de mejorar la posición de “un sector determinado (se refiere al PC de Euskadi) en detrimento y con notable perjuicio de otro”, caracterizado por su “antifascismo y desprecio absoluto a todas las situaciones de privilegio” (“Contra toda ley”, 8 - 4 - 1937).
En este intervalo, el periódico “CNT del Norte” se traslada a Santander. La redacción provisional se instala en la Calle Concordia nº 15 de aquella capital hasta finales de abril, que vuelve a Bilbao a la calle Ronda nº 32. En su periplo santanderino el periódico anarquista sólo se editó en dos ocasiones: el 8 y el 14 de Abril de 1937, fechas correspondientes a los números 69 y 70, si bien por error tipográfico el nº 69 aparece con el nº 60.
Línea del periódico
“CNT del Norte” tuvo dos etapas bastante diferenciadas. Por una parte, un periódico ideológico que abarcó desde la fecha de su aparición hasta la primera semana de mayo de 1937, en el que el diario anarquista se dedicó fundamentalmente a una exposición de su política. Por otra, un período de agitación propagandística, en el que trató de movilizar a los ciudadanos vizcaínos contra el Ejército rebelde que se encontraba a las puertas de Bilbao.
Durante el período ideológico, la línea editorial se centró casi exclusivamente en seis temas: la exclusión de la CNT del Gobierno Vasco, siendo una fuerza social, sindical y militar importante; la necesidad de unión de todas las fuerzas sindicales, Solidaridad de Trabajadores Vascos, Unión General de Trabajadores y la Confederación, si bien tras el acuerdo de unidad, a nivel nacional, entre el sindicato socialista y anarquista, el 1 de mayo de 1937, se centrará más en la unión con UGT, aunque no olvide la tercera fuerza sindical; la indisolubilidad de la lucha antifascista con las transformaciones sociales económicas; la comparación entre la colectivización de los medios de producción en otras regiones y la supervivencia en Euskadi del modelo económico anterior a la guerra civil; la lucha contra la burocracia, la corrupción y toda forma de amoralidad; la necesidad de mando único para ganar la guerra; y por último, la desconfianza y crítica a la Sociedad de Naciones y al Comité de No Intervención sobre las medidas que tomaban respecto a la guerra civil española, haciendo una llamada en contrapartida al verdadero internacionalismo proletario.
El período propagandístico se abre aproximadamente en mayo de 1937 y durará hasta que se sobrepase la crisis del Gobierno Central. En este período se editorializa poco o nada, y aparecen, por el contrario, los grandes titulares de primera plana que tratan de convertir a “CNT del Norte” en un agitador colectivo. He aquí algunos de ellos: “Bilbao como Madrid. Inexpugnable” (nº 73), “Para vencer esta consigna. Ni un paso atrás” (nº 75), “Acabará la guerra en cuanto hagamos fracasar del todo la ofensiva facciosa contra el pueblo vasco” (nº 76), “Euzkadi es invencible” (nº 77), “Todo para ganar la guerra y ser libres” (nº 78), “Bilbao entero en pie de guerra” (nº 80), “Si sabemos defender Euzkadi... no pasarán” (nº 80), “En pie hasta el fin” (nº84). A partir del nº 89, correspondiente al 21 de mayo de 1937, desaparecen los grandes titulares de agitación, aunque vuelven en algún número suelto (nº 89, 91 y 102). Los dos últimos números de “CNT del Norte” , anteriores a la caída de Bilbao, recogen nuevamente dos titulares: “¡ Bilbao no debe ser del fascismo! ¡ En nosotros está el evitarlo! Evitémoslo, si no queremos sucumbir” (nº 110) y “Así se defiende Bilbao. ¡ Viva Bilbao antifascista y liberal” (nº 111).
La crisis del Gobierno Central, y la formación de uno nuevo presidido por Negrín, en el que no van a participar los largocaballeristas y cenestistas, modificará los aires propagandísticos del diario “CNT del Norte”. A partir de ese momento se priorizará por un tiempo la llamada a la unidad obrera, fundamentada sobre todo en la declaración suscrita, el 1 de mayo de 1937, por el Comité Nacional de la CNT y la Comisión Ejecutiva de la UGT en la que se incitaba a “estrechar relaciones de cordialidad hasta conseguir la unidad sindical del proletariado”. Esta política de unidad obrera se hace especialmente insistente. “No cejaremos en nuestra campaña; no cejaremos, no, hasta que la veamos convertida en realidad. Puede tachársenos de machacones, pero nosotros seguiremos la recta emprendida de unificación proletaria” (“Unión, Unión”, nº 88). Esta unidad significaría también la dirección de la guerra bajo unos interés acordes con los de las clases trabajadoras. “ La UGT, SOV y CNT, son los puntales que consolidarán el triunfo. ¡CNT, UGT, SOV, a unirse, a cumplir con el deber que la hora impone! ¡ Unión, Unión, Unión, que equivale a Victoria, Victoria y Victoria! (nº 82, 13 - 5 - 1937).
En este periodo de efervescencia propagandística sobreviven algunos temas de la etapa anterior y se tocan otros nuevos, pero su peso específico es escaso. Quizás habría que destacar de entre ellos el relativo a la defensa del sindicato anarquista y a la contestación de las críticas que se le hacían tras la formación del Gobierno Negrín. Es posible que la necesidad de marcar sus diferencias ideológicas con los demás partidos políticos y sindicatos, así como sus orientaciones políticas, sea la causa de que nuevamente, a partir del nº 91, reanuden los recuadros propagandísticos con un acusado carácter colectivista y anticapitalista. El 16 de junio de 1937, poco antes de que entrarán las tropas franquistas en Bilbao, salía el último número de “CNT del Norte”.
(1) Editorial del nº 48, correspondiente al 27 de febrero de 1937.
(2) El Gobierno Vasco obligaba a la empresa editora de “El Noticiero Bilbaíno” a que sacará el periódico para dar una imagen de liberalismo y pluralidad informativa en el País Vasco. De hecho, se tiraban unos quinientos ejemplares, se vendían muchos menos y su balance era altamente deficitario.
(3) “Horizontes claros”, nº 33: “Los sindicatos, base de la futura sociedad”, nº 34: “Vivamos de realidades”, nº 35, etc.
(4) Aunque aparecieron ciento once números de “CNT del Norte”, la numeración tiene saltos y repeticiones. El nº 26 no salió, apareciendo dos nº 28 para corregir la numeración. La repetición del nº 36 hace que se salte el nº 39. Igual sucede con el nº 40, que salió dos veces, suprimiéndose el nº 51. Los números 69 y 104 tampoco existen, ya que salieron con números anteriores, y el último, además, con fecha equivocada.

JACINTO PEREZ MERINO

JACINTO PEREZ MERINO
La lectura de un artículo sobre Jacinto Pérez Merino, en el nº323 de nuestro periódico “CNT”, nos ha animado a conocer más datos sobre este compañero. Os presentamos el texto publicado por el periódico “CNT” y un extracto de un texto escrito por él en la revista local de Renteria “Oarso”.
Su padre, Roque, fue despedido en una huelga. Nombrado a la fuerza concejal, durante la dictadura de Primo de Rivera, fue destituido al declararse “anarquista”. Su hermano mayor, Tomás, fue uno de los fundadores del SU de CNT de Rentería en 1931. Eduardo, otro hermano mayor, fue un activo propagandista y hombre de acción. Eduardo, combatió en el batallón Bakunin y murió en mayo de 1937 en el frente alavés, siendo ascendido póstumamente a teniente. Otra hermana, Teofila, fue una de las compañeras que confeccionó la bandera confederal que presidía el local incautado al Círculo Carlista. Jacinto nació en Rentería el 21-IX-1916. Comenzó a trabajar a los 13 años en un taller mecánico. Ingresó en la CNT. Estando ésta en la clandestinidad, hacia 1933-1934, cobraba las cuotas. Fue el primer secretario general de las recién creadas JJ.LL. renterianas. Su casa era lugar de refugio y paso de compañeros huidos. Acudió como observador al Congreso de Zaragoza de 1936.
En julio de 1936, Jacinto acudió presto, como sus hermanos, a hacer frente a la rebelión militar, a San Sebastián: frente al Casino, en Gros, Larramendi, y en Trincherpe. Cayó herido el 27-VII- 36 en el campanario de la iglesia de Rentería, quedando inútil de un brazo. Siguió bregando en la retaguardia aunque figuraba en las nóminas del batallón Sacco y Vanzetti. Fue secretario del SU de Rentería en Vizcaya. Antes de caer Bilbao, participó, por las JJ,LL., en una reunión del FP donde CNT rechazó el tardío ofrecimiento de incorporarse al Gobierno Vasco.
Evacuado del Norte, trabajó en Servicios Auxiliares. En el exilio sufrió las penalidades de Argelés sur Mer y Gurs. Jacinto y Tomás colaboraron con la Cruz Roja Internacional y con la Resistencia. Ayudaban a quienes huían del franquismo. Jacinto se libró por poco de ser deportado a Mauthausen. Tras la liberación de Francia, representó a las JJ.LL. en el seno de la Junta Española de Liberación de Bayona.
En 1948 emigró a Caracas. Fue vocal en la Casa de España (republicana) desde 1951. el 14 de abril de 1961 fue condecorado con la “Orden de la Lealtad de la República Española”, junto a sus hermanos Jesús y Valeriano, entre otros. Formó parte del Gobierno Vasco Confederal, activo en la recaudación de fondos a favor del ML, intensificada en los años 70. los desgarros que aquejaron en los 80 y 90 al ML afectaron al quehacer orgánico de Jacinto. No obstante, ha contribuido con sus escritos en la revista local Oarso a que se conozca la presencia libertaria en la historia de Rentería.
(Extraído del periódico CNT, nº323, mayo 2006)
Jacinto Pérez Merino. Trabajé como aprendiz en el taller de José León Olascoaga. Destaqué pronto en el manejo de las herramientas, trabajando como tornero-ajustador, siendo considerado como un excelente profesional por las empresas que me contrataron. A los 16 años, mi sindicato me nombró delegado laboral, ya que había seguido los pasos de mis hermanos mayores sindicándome en la CNT. En las primeras horas del 18 de julio salí a la calle encontrándome con un compañero con quien comenté las noticias que la radio estaba trasmitiendo. Era el secretario del sindicato y me dijo que había que actuar rápidamente. Nos fuimos a la Alameda, donde ya se estaban concentrando en grupos los obreros de las distintas organizaciones políticas y sindicales. Ese mismo día voceé en la Alameda el semanario “Juventud Libre” que acababa de aparecer como portavoz de las Juventudes Libertarias. Desde hacía unos meses yo era secretario del grupo local. Actué con otros compañeros, nada más hacerse la noche, en puntos de vigilancia de los accesos a la Villa. Los primeros disparos de fusil que se hicieron en Rentería fueron en la Alameda, debían ser las 12 de la noche. Yo estaba reposando y soñoliento en un banco del Sindicato, situado en la calle Capitán-enea. Sobresaltado salí rápido del local mientras se extendía el olor a pólvora. Me situé junto al kiosco de la música donde la guardia civil local al mando de su sargento, llamado Benito, era el que disparaba contra un coche que pasó rápido delante de ellos en dirección a San Sebastián, no obedeciendo las señales que se hicieron a los ocupantes. Debieron acertar ya que el vehículo fue abandonando en la subida de los Capuchinos. De los ocupantes ni rastro.
Otra noche, creo que el día 22, estaba de guardia con otros compañeros en la Avenida de Navarra con una simple escopeta. Estábamos encaramados sobre el muro de la Papelera, junto a los montones de troncos para hacer pulpa de papel. En eso, vimos llegar un coche que cruzó el puente de Santa Clara, al que hicimos la señal de parar. Eran renterianos y según me dijeron iban a ver cómo estaban las cosas por los aledaños de Oyarzun. Era noche cerrada y me dijeron que les acompañase. Me resistí en un primer momento ya que pensaba que era correr riesgos innecesarios. No obstante, les acompañé. El coche se puso en marcha con las luces apagadas y tomamos la carretera hacia Alcibar. A los pocos segundos, después de pasar la bifurcación que lleva hacia Oyarzun, pasó un coche a toda la velocidad con los focos encendidos en dirección a este pueblo de arraigo carlista. Hablé con mis acompañantes y les sugerí dar la vuelta para impedir que nos tendiesen una emboscada. Así había caído Samperio y otro que le acompañaba en una temeraria incursión.
No sigo, ya que es sabido que caí herido al día siguiente de doblegar la resistencia de los militares alzados en San Sebastián, según conté en Oarso de 1988, donde escribí el artículo titulado “Crónicas de un exilio”.
(Extraído de la página Web errenteria.net. Revista Oarso. Una gran familia de izquierdas en Rentería. Páginas 70 y posteriores. Año 2005.)